El mordisco de los cachorros rara
vez producen un daño apreciable pero algunos mordiscos pueden ser dolorosos y
provocan una reacción apropiada (un quejido de dolor y una pausa en la sesión
de juegos que estaban disfrutando). De esta manera, tu cachorro aprenderá que
sus débiles mandíbulas pero afilados dientes pueden hacer daño.
Como tu perro disfruta jugando
contigo a pelearse, empezará a aprender a inhibir la fuerza de sus mordiscos
para que el juego continúe. Asi mismo aprenderá a jugar a morder suavemente
antes de adquirir la fuerte mandíbula y dientes desarrollados del perro
adolescente.
Prohibir a un cachorro joven que
mordisquee puede ofrecer un alivio inmediato y temporal del problema, pero es
potencialmente peligroso ya que tu perro no aprenderá que sus mandíbulas pueden
causar dolor. En consecuencia, si alguna vez se le provoca o asusta cuando sea
adulto, el mordisco resultante será probablemente más doloroso y provocará
daños más severos.
Por supuesto el juego de
mordisquear debe ser controlado pero hay que hacerlo de una manera sistemática
y progresiva.
Al cachorro se le debe enseñar a
inhibir la fuerza de sus mordiscos en vez de prohibirle que nos muerda.
Una vez tu cachorro haya
desarrollado una "boca blanda" será el momento de empezar a enseñarle
a inhibir la frecuencia de lo que para entonces será un suave mordisqueo.
Enseñar a tu cachorro a inhibir
la fuerza de sus mordiscos es un proceso de dos etapas. Primero hay que enseñar
al cachorro a no hacer daño y segundo a no ejercer ningún tipo de presión con
sus mandíbulas cuando muerda. De esta manera la mordida del cachorro se
convertirá en un mordisqueo suave.
Enseñar a tu cachorro a inhibir
la frecuencia de su mordisqueo es también un proceso de dos etapas. Primero hay
que enseñar al cachorro que aunque le permitamos morder debe parar cuando se lo
pedimos y segundo, enseñar al cachorro a NO iniciar nunca el mordisqueo si no
se lo hemos permitido.
SIN DOLOR
No es necesario herir o asustar a
tu cachorro para enseñarle que sus mordiscos duelen. Un simple “¡AY!”será
suficiente.
Si tu cachorro entiende el
significado de “¡AY!” y deja de morder, halagalo, guiale para que se
siente(para reafirmar tu control) , recompénsale con un trozo de comida y
reanuda el juego.
Si tu cachorro ignora el “¡AY!” y
sigue mordiendo quéjate:”!AAAAYYYYY!” y sal de la habitación. Tu cachorro habrá
perdido su compañero de juego. Vuelve pasados 30 segundos de “castigo” y
reconcíliate con él guiándole con comida para que venga a tu lado, se siente,
se tumbe y se tranquilice antes de reanudar el juego.
No intentes sujetar a tu cachorro
por el collar o llevarlo en brazos hacia su zona de “castigo”, no conseguirás
controlarlo y probablemente vuelva a morderte. Por lo tanto juega con tu
cachorro en una habitación en la que le puedas dejar solo sin peligro si en
algún momento no responde a tu quejido. Si no te hace caso, perderá su
compañero de juego.
SIN PRESIÓN
Cuando consigamos que los
mordiscos del cachorro ya no nos causen daño, seguiremos fingiendo que sí nos
duele. Responde a los mordiscos más fuertes con un quejido y fingiendo dolor.
El cachorro entenderá pronto la idea:” ¡Guau! Estos humanos son supersensibles,
tendré que ser mucho más cuidadoso
cuando les muerda”.
La presión de sus mordiscos irá
disminuyendo progresivamente hasta convertirse en un leve mordisqueo.
Nunca dejes que te muerda tu pelo
o la ropa. El pelo y la ropa son insensibles al dolor. Permitir a un cachorro
que mordisquee el pelo, bufandas, cordones de zapatos, pantalones o guantes le
estará enseñando sin darnos cuenta a morder con más fuerza demasiado cerca de
nuestra piel. ¡No lo permitas!
En cuanto tu perro aprenda a no
ejercer presión con sus mandíbulas cuando muerda, podemos empezar a enseñarle a
reducir la frecuencia de su mordisqueo
Enseña a tu perro el significado
de “deja” dándole de comer de la mano. Tu cachorro aprenderá a que el
mordisqueo suave le está permitido, pero debe parar en el momento que le
digamos.
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