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martes, 4 de febrero de 2014

Enseñar a tu cachorro a no morder



El mordisco de los cachorros rara vez producen un daño apreciable pero algunos mordiscos pueden ser dolorosos y provocan una reacción apropiada (un quejido de dolor y una pausa en la sesión de juegos que estaban disfrutando). De esta manera, tu cachorro aprenderá que sus débiles mandíbulas pero afilados dientes pueden hacer daño.
Como tu perro disfruta jugando contigo a pelearse, empezará a aprender a inhibir la fuerza de sus mordiscos para que el juego continúe. Asi mismo aprenderá a jugar a morder suavemente antes de adquirir la fuerte mandíbula y dientes desarrollados del perro adolescente.
Prohibir a un cachorro joven que mordisquee puede ofrecer un alivio inmediato y temporal del problema, pero es potencialmente peligroso ya que tu perro no aprenderá que sus mandíbulas pueden causar dolor. En consecuencia, si alguna vez se le provoca o asusta cuando sea adulto, el mordisco resultante será probablemente más doloroso y provocará daños más severos.
Por supuesto el juego de mordisquear debe ser controlado pero hay que hacerlo de una manera sistemática y progresiva.
Al cachorro se le debe enseñar a inhibir la fuerza de sus mordiscos en vez de prohibirle que nos muerda.
Una vez tu cachorro haya desarrollado una "boca blanda" será el momento de empezar a enseñarle a inhibir la frecuencia de lo que para entonces será un suave mordisqueo.
Enseñar a tu cachorro a inhibir la fuerza de sus mordiscos es un proceso de dos etapas. Primero hay que enseñar al cachorro a no hacer daño y segundo a no ejercer ningún tipo de presión con sus mandíbulas cuando muerda. De esta manera la mordida del cachorro se convertirá en un mordisqueo suave.
Enseñar a tu cachorro a inhibir la frecuencia de su mordisqueo es también un proceso de dos etapas. Primero hay que enseñar al cachorro que aunque le permitamos morder debe parar cuando se lo pedimos y segundo, enseñar al cachorro a NO iniciar nunca el mordisqueo si no se lo hemos permitido.
SIN DOLOR
No es necesario herir o asustar a tu cachorro para enseñarle que sus mordiscos duelen. Un simple “¡AY!”será suficiente.
Si tu cachorro entiende el significado de “¡AY!” y deja de morder, halagalo, guiale para que se siente(para reafirmar tu control) , recompénsale con un trozo de comida y reanuda el juego.
Si tu cachorro ignora el “¡AY!” y sigue mordiendo quéjate:”!AAAAYYYYY!” y sal de la habitación. Tu cachorro habrá perdido su compañero de juego. Vuelve pasados 30 segundos de “castigo” y reconcíliate con él guiándole con comida para que venga a tu lado, se siente, se tumbe y se tranquilice antes de reanudar el juego.

No intentes sujetar a tu cachorro por el collar o llevarlo en brazos hacia su zona de “castigo”, no conseguirás controlarlo y probablemente vuelva a morderte. Por lo tanto juega con tu cachorro en una habitación en la que le puedas dejar solo sin peligro si en algún momento no responde a tu quejido. Si no te hace caso, perderá su compañero de juego.
SIN PRESIÓN  
Cuando consigamos que los mordiscos del cachorro ya no nos causen daño, seguiremos fingiendo que sí nos duele. Responde a los mordiscos más fuertes con un quejido y fingiendo dolor. El cachorro entenderá pronto la idea:” ¡Guau! Estos humanos son supersensibles,  tendré que ser mucho más cuidadoso cuando les muerda”.

La presión de sus mordiscos irá disminuyendo progresivamente hasta convertirse en un leve mordisqueo.

Nunca dejes que te muerda tu pelo o la ropa. El pelo y la ropa son insensibles al dolor. Permitir a un cachorro que mordisquee el pelo, bufandas, cordones de zapatos, pantalones o guantes le estará enseñando sin darnos cuenta a morder con más fuerza demasiado cerca de nuestra piel. ¡No lo permitas!
En cuanto tu perro aprenda a no ejercer presión con sus mandíbulas cuando muerda, podemos empezar a enseñarle a reducir la frecuencia de su mordisqueo
Enseña a tu perro el significado de “deja” dándole de comer de la mano. Tu cachorro aprenderá a que el mordisqueo suave le está permitido, pero debe parar en el momento que le digamos.

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